📝 La leyenda de Epecuén

Caminar por las ruinas de Villa Epecuén, a 500 km de la ciudad de Buenos Aires, es viajar al pasado de uno de los centros turísticos más importantes de nuestro país desde 1921. Un tal Arturo Vatteone inaugura en ese año un balneario a 7 km de Carhué en la provincia de Buenos Aires. Lo nombra “Mar de Epecuén”, ubicado sobre la laguna del mismo nombre, famosa desde añares, ya que las tribus y pueblos que la habitaron supieron de las propiedades curativas de sus aguas.

La salinidad de la misma es comparable a la del Mar Muerto, y con la llegada del tren, miles y miles de personas disfrutaban y hacían tratamientos en sus hermosas playas. Con la construcción de un moderno complejo hidrotermal, y la gran oferta hotelera Epecuén se convirtió en el destino elegido por los argentinos durante décadas.
“Epecuen, según una leyenda era un guerrero  huérfano que enamoró a la hija del cacique de una tribu enemiga, la misma se llamaba “Tripantu” que significa primavera. El amor duró lo que dura una luna completa y fue intenso, pero Epecuén seguía enamorando a las hijas de los enemigos. Eso causó una profunda tristeza en Tripantu y comenzó a llorar tanto que sus lágrimas formaron un lago salado que ahogó a Epecuén y a todas su amantes, lo cual fue su venganza”.

Todo quedó atrás con la inundación del 10/11/1985 que provocó la evacuación de sus 1.500 habitantes, y cubrió casi por completo a Villa Epecuén durante 20 años. Hoy la historia de Epecuén se reinventa, y los turistas vuelven a caminar entre sus calles, a flotar en las aguas del lago, y a disfrutar de los beneficios de las aguas termales climatizadas.

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